Cambiemos
la vista de nuestro fondo de escritorio.
En
cualquier parte del escritorio que esté vacía, pulsamos
botón derecho del ratón, y elegimos propiedades.
En
la siguiente pantalla elegimos la pestaña Escritorio, y abajo,
donde pone fondo, de la lista que nos aparece, escogemos el que nos
guste, le damos aceptar y ya tenemos el fondo de escritorio personalizado.
Esto con las imágenes que vienen instaladas con Windows.
Si
lo que queremos poner es una imagen nuestra, una foto, o un dibujo divertido,
pinchamos en la opción examinar, y desde allí, nos desplazamos
hasta donde tengamos guardada nuestra imagen, la seleccionamos, y como
siempre, le damos aceptar.